domingo, 15 de abril de 2012

tu otro tú

Te quiero. Te amo. 
Para entender algo, él acude a reflexionar. Ella no se para en eso, se basta con los sentimientos, ¿que más da?
Modos distintos de ver las cosas. De esto, de aquello, de todo en general...
Esta vez coinciden en algo, están de acuerdo que querer y amar no es lo mismo. Hasta aquí bien, pero continua el bombardeo de ideas opuestas que se lanzan el uno al otro. Ella dirá que el querer es más egoísta, cuando quieres a alguien crees que es tuyo, lo quieres para ti, solo para ti. En cambio, cuando amas, te das cuenta que el amor no es eso. No es un corazón que te toca por contrato, no es algo que lleva tu nombre y te pertenece. Cuando amas, te das cuenta que eso va más allá. Lo aceptas como él es, con sus fallos, sus manías que tanto te gustan y tanto te pueden desquiciar, su forma de ver las cosas, de opinar, de sentir, tal y como es. No cambiarías nada, porque amas su todo,  el conjunto magnífico que forma la suma de todos sus detalles. Y para ti la diferencia es esa. Pero piensas, también que por amarlo no vas a dejar de quererlo, porque por muy egoísta que sea, lo quieres solo y exclusivamente para ti.

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